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GEORGE MARGI

GEORGE MARGI

El «Mito» del Talento

A pesar de que estas definiciones poseen un significado tan vago, solemos utilizar en la vida cotidiana esta palabra con cierta cierta frecuencia; incluso con bastante frecuencia, podríamos decir. Frases como “este jugador tiene/no tiene talento” acompañan a los jóvenes en su formación, sea en el deporte, en el arte o en cualquier actividad que dichos jóvenes desarrollen.

Lo que no entendemos nosotros, los adultos, es el daño que puede producir el mal uso de una definición errónea de esta palabra.

Historia

No vamos a extendernos sobre la etimología de esta palabra ni sobre estudios de las sociedades de la antigüedad, pero hay ciertas curiosidades deberíamos conocer antes de hablar de talento:

  • En la época romana, un TALENTO equivalía a 6000 denarios y cada denario correspondía al salario diario de un trabajador. Debemos tener en cuenta que en aquella época no hablábamos de un horario de trabajo de 8 horas diarias, ni de descanso en fines de semana, ni de vacaciones, ni de festivos (como en la actualidad); pues bien, esos 6000 denarios, trabajando cada día y durante todo el día, correspondían al pago de 16,5 años de trabajo aproximadamente. Así, podemos asegurar que, si alguien dedica ese tiempo a su oficio, esa persona tendrá talento en lo que haga.
  • Otra curiosidad más reciente, es de dónde se origina principalmente la definición que queremos darle en la actualidad al TALENTO. Pues bien, ésta proviene del Nuevo Testamento, con su mención en las parábolas de San Mateo (25:14–30) y San Lucas (19:11–27). Lo curioso es que en la parábola de San Mateo, hay 3 sirvientes que disponen de distintos talentos, aunque en diferentes cantidades. Sin embargo, en San Lucas todos los sirvientes disponen de un solo talento; cada uno de ellos lo “trabaja” de diferentes maneras y genera diferentes beneficios y se “castiga” a aquel que lo “entierra”. NO HAY EN ORIGEN NINGÚN SIRVIENTE QUE NO TENGA TALENTO ALGUNO. ¿Habría que tener esto en cuenta?
  • También existe una definición de la época medieval de esta palabra en francés antiguo que tiene ciertas referencias curiosas tales como: voluntad, deseo y afección. Esas referencias definen una dirección, una visión que materializar.

Uso actual de la palabra

No debemos olvidar que originalmente el TALENTO era una MONEDA o UNIDAD DE PESO. Ambas cosas reflejan un desarrollo.

La moneda en sí hace referencia a algo que uno tiene que ganar; toda moneda en su origen es algo que se cambia por otra cosa, sea trabajo o o el resultado del desarrollo de un trabajo. No hablamos de conceptos como robar (que algunos en nuestra sociedad han desarrollado para generar esa MONEDA), ya que esto es algo que se sale de toda educación basada en valores elementales.

Por tanto, el origen de esta palabra se basa en desarrollo y trabajo; pero cada vez que la escuchamos, tiene unas referencias completamente opuestas a dicho sentido.

Ahora vamos a analizar algunas referencias con que se usa dicha palabra. Decir que alguien tiene talento en la actualidad para muchos significa:

  • La persona consigue cumplir una actividad dificultosa con cierta facilidad.
  • La persona hace sin mucho esfuerzo algo que para otros conlleva mayor esfuerzo.

Cuando se pronuncia la palabra talento para algunos puede significar: una es carencia de esfuerzo y la otra procede de algo desconocido, divino o que existe desde antes del nacimiento (…).

Ejemplos

Vamos a dar ejemplos a través del tenis, pero la misma idea puede ser trasladada a cualquier otra actividad.

La denominación de talento en tenis normalmente se refiere a:

  1. Facilidad para dominar la pelota, tacto, sensaciones, “toque” (como llamamos en pista).
  2. Belleza de golpes, fluidez de gesto, desarrollo del juego sin gastar mucha energía, consiguiendo objetivos de mayor esfuerzo.

Estos dos conceptos son aspectos principales por los que se denomina a un jugador: TALENTOSO.

Pero…

La facilidad de dominar la pelota o el toque, ¿es algo con lo que se nace o algo que se hace? Hablemos de ciertos jugadores que carecen de sentido de esfuerzo o valor de respeto:

– Aquel jugador que físicamente realiza mínimos esfuerzos en el entrenamiento suele pegar la pelota en posiciones incómodas, ya que no se mueve. Esas posiciones incómodas obligan a la muñeca (toque) a adaptarse a cada golpe y esto multiplicado por días y años genera una facilidad grande de TOQUE. Por tanto, un jugador “vago” desarrolla la muñeca, tiene buenas sensaciones y buen toque y ese desarrollo lo consigue como parte de su NO TRABAJO, su NO ESFUERZO; y esto es algo que, según mi punto de vista, no puede ser elogiado y no pertenece a un don divino, sino a la simple pereza y falta de respeto a lo que hace.

– Vamos ahora al otro caso, al valor del respeto. Siempre hemos visto jugadores que “juguetean” como una falta de respeto a su contrario o pensando que son mejores que otros; estos jugadores, cuando ven cierta facilidad para ganar el partido, comienzan a generar golpes que aparentan menor esfuerzo, humillando así a sus contrarios, ya que no les basta únicamente con ganar. Este tipo de juego, multiplicado por días y años de desarrollo, genera ciertos golpes que pueden parecer de una soltura engañosa; pero no es así, es una repetición igual de trabajada de cierta manera de juego que a su vez se basa en un concepto no elogiable.

¡El Talento SÍ existe!

Aunque todo este artículo se basa en negar lo que la sociedad actual denomina como talento, aun así creo en su existencia y sí lo he visto en muchos jóvenes que he conocido a lo largo de mi carrera profesional.

El talento que he visto en cada uno de ellos es ÚNICO e IRREPETIBLE, como un sello de personalidad de cada uno, de su propia manera de ver el mundo. La mayor parte de ese talento y su descubrimiento en la persona es rastreable. Repito: su descubrimiento, ya que el núcleo de esa capacidad y su secreto es personal e intransferible. Todo el talento es fruto de un gran trabajo de desarrollo y encaminado a un auto-descubrimiento.

Y eso me lleva a otra afirmación: TODOS TENEMOS TALENTO, pero NO TODOS LO DESCUBRIMOS. Y nuestro oficio de guía como, en mi caso es el de entrenador, me obliga y me motiva a que cada alumno encuentre su talento; aunque a veces la búsqueda puede durar una vida entera.

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